viernes, 10 de julio de 2009

En mi teatro de insatisfacción

Lo digo o no lo digo? (?)


Cada uno es como es. Los cambios asustan, incomodan. Pero no hablo de cambios sugeridos por terceros, hablo del cambio pedido por uno mismo. Por casos fortuitos o concretos de la vida misma, en algún momento tendemos a replantearnos nuestra rutina. Habitualmente nos encontramos con algún elemento impar en nuestro mundo de pares con esta introspección, hecho que genera un desequilibrio. Y claro que esto va a molestar, si nos enseñaron a crecer con equilibrio en todos sus aspectos. Recaemos una vez más en la duda, en la insatisfacción. Se pide a gritos el cambio, el movimiento de fichas espontáneo y no a la fuerza. Todo aceitado…
Pero se le teme a los cambios, entonces el replanteo se hace comodidad. Nos gobierna esa conformidad de nuestro inconforme día a día, logrando la quietud de nuestro ser. No servís para estas cosas, dejálas así.